Sunday, March 19, 2006


SINOPSIS DE PRIMAVERA

En su librito
Nueva York ida y vuelta, Henry Miller habla o más bien se queja, de cómo Nueva York sólo existe en razón al futuro. No es de extrañar que él, F. Scott Fitzgerald, o Paul Bowles, por sólo nombrar algunos, un día hicieran sus las maletas rumbo a Paris. Paris es una ciudad donde el tiempo tiene consistencia porque lo que cuenta no es lo que harás mañana, sino lo que hiciste o pensaste ayer. Hacer y pensar son hermanos siameses en Francia, por lo cual la sensación de pertenencia se vuelve aún más intensa.

Anyway, mi querido tío Henry (le digo tíos a todos los escritores con los cuales me hubiera gustado compartir una copa ) tiene razón: Nueva York concibe la vida sólo como promesa futura.Todo es material de adelanto. Lo que comerás, te comprarás, leerás, verás, amarás y odiarás. Hasta tu vida. Un día puedes caminar por Times Square y ver tu cara fotografiada en un pantalla gigante. Te metes al metro, o te atropella un auto, y tu cara sigue ahí.

Esta ciudad no es como una película, es como la sinopsis de una película.

Hace dos días que estamos enfrascados en una sinopsis de primavera. La gente sabe que el frío va volver pero aprovecha este break para recordar lo feliz que será dentro de un mes y medio. Era cosa de mirarlos ayer, bajando por la tercera avenida. Sonrisas, miradas entrecruzadas, silbidos; nadie quería disimular su optimismo. Anuncian granizos en 72 horas? Al diablo. Déjenme volver al futuro.

Yo también me sentía especialmente bien. Tanto que me compré un sándwich de salmón y me lo comí caminando, mientras por primera vez en mucho tiempo tenía mi mente en blanco. Hueca. Libre de interferencias. Sin imágenes ni sensaciones pasadas. Sin orificios por donde se colara ningún tipo de nostalgia. Bajé 50 cuadras pensando que subía hacia el paraíso. Me vi recostada en Mc Carren Park. Me vi tomando vino blanco en mi patio. Me vi estornudando por culpa de la alergia primaveral. Me vi...

Llegué a mi casa y encendí rinfm en mi computador. Hasta rinfm parecía en sintonía conmigo. Sonaba Morrissey, There’s a light that never goes out”.

Unos días después volví a sacar mis guantes del closet. En el metro la gente seguía vestida de primavera. Algunos incluso no llevaban calcetines. Como si se negaran a aceptar el final de la sinopsis.

Niuyorkinos obtusos, dejen descansar la tecla forward de su control remoto, pensé.