Sunday, December 18, 2005


DANDO VUELTAS SOBRE UNA CANCHA RAYADA

Mi domingo de patinaje sobre hielo en Central Park tuvo sus consecuencias: caí en cama agripada y encontré un “nuevo” trabajo.
Así es esta ciudad te golpe y al mismo tiempo te hace cariño. Te baja sus defensas y te sube el ánimo. Promete atropellarte y de golpe se arrepiente y te levanta del suelo. (El día en que termine llorando y riendo simultáneamente prometo irme).


-¿Is that you Agata?

Escuchar mi nombre flotando el aire frío me produjo una rara electricidad en la nuca. Rara vez me encuentro con alguien conocido en Manhattan y menos aún en una cancha de patinaje sobre hielo. Por poco la lámina de mis patines no se rompe al frenar.

-Hola, qué sorpresa-dije intentando encajar esa cara que me sonreía con alguna persona que conociera.

-¿Remember me? Soy Katy Smith...Han pasado cuatro años ya desde la última vez...Allá esta Samatha, patinando con su primo... -la mujer empezó a llamar a la hija con histrionismo.

Katy Smith. La hermana de la ex jefa de Eloy, que vivía en un loft a orillas del río y escribía artículos para The New Yorker. Le hice baby sitting a Samantha cuando todavía era un bebé. Recién había llegado a Nueva York y con mi marido necesitábamos dinero. Ahora la niña tenía cuatro años, llevaba puesto un abrigo de lana rojo, y mientras se acercaba a saludarme, sus ojos celestes parecían decirme “ ¿quién es esta tipa que interrumpe mi patinaje?”. Samantha me comentó que la única baby sitter de la cual se acordaba era la húngara Anna porque le había apretado el dedo en la puerta. Luego se dio media vueltas y le dio un mordisco a su muffin.

-Ya se va acordar. ¿Y en qué has estado Agata? –Katy subió el cuello de su gamulán y se frotó las manos.

En un par de minutos me vi obligada a recapitular mi vida. No, ya no estaba con Eloy. Sí, vivo en la misma casa. Sí, bueno, es una lástima. Mmm, los hombres...No, no tengo el mismo trabajo. Actually, i’m unemployed, le aclaré sintiendo mis pies helados.

Inmediatamente Katy me preguntó si me interesaba cuidar a Samatha dos veces a la semana, después del colegio. Ella estaba cada día más ocupada escribiendo artículos para The Nuyorker y su marido, Walter, viajaba mucho por "el asunto ese" de los desfiles de moda.

-Te ofrezco 15 dólares la hora.

De pronto vi mi vida entera girando en esa cancha de patinaje. Todo volvía al mismo punto de partida. Era como si los pequeños progresos que había hecho en cuatro años se hubieran quedado enterrados bajo la nieve. Samatha había crecido y yo había retrocedido.
-20 si además le enseñas un poquito de español-dijo de golpe la mujer.


Había olvidado que en esta ciudad, cuando te quedas pensando más de 30 segundos una oferta de trabajo es porque quieres un mejor sueldo y no un mejor trabajo.

-¡Claro! –grité con entusiasmo-. ¿Cuándo empiezo?

1 Comments:

Blogger manci said...

Mujer como te entiendo.....!!!
Empezar denuevo es dificil, despues de vivir tantas cosas, de aprender otras tantas uno cree que lo logico es empezar segun este nuevo parametro de nosotros mismos que hemos conseguido y que nos pone orgullosos aveces.....
Pero hay otras donde el tiempo solo retrocede para darnos una nueva oportunidad, nos regala un nuevo comienzo, volvemos al punto de partida pero con un poquito de camino recorrido.
Las cosas nunca van a ser igual.


Saludos.

10:36 AM  

Post a Comment

<< Home