Monday, May 29, 2006



Artistas frustados, intelectuales devaluados

Zinc dice que postular al Fondart no hace otra cosa que recordarle que es un artista frustrado. Cada vez que baja el documento de la página web del Ministerio de Educación, lo hace a escondidas de su jefe, un tipo que no soporta que alguien tenga otra vida afuera de su oficina. Es peor que el gordo de esa serie inglesa, The Office. Le digo a Zinc que no sea pesimista, que no tiene nada de malo hacer muestrarios de fundas de sofás durante el día e inventar instalaciones durante la noche. Que en esta sociedad estás obligado a partirte en varios pedazos para sentirte uno.

-A menos que te vayas a Nueva York y te descubran, como le pasó a..sabemos quién- me mira poniendo las mejillas como las de un bulldog.

Estamos en un restaurante hindú de la calle Rancagua. Los dueños en realidad son de Sri Lanka, y saber que han sobrevivido a tsunamis y guerras civiles debería levantarle el ánimo a Zinc. Pero no. Hoy está convertido en un artista frustrado que se calienta la cabeza con curry.

-Ser un artista exitoso no tiene nada de bueno-intento reanimarlo-. Acumulas millas pero echas de menos tu casa, tienes que hacerle carita a todo el mundo hasta que te conviertes en un mono de cera, y lo peor; aunque te creas under, te vuelves un snob porque has tomado tanta champañas que la cerveza te huele a meao de gato.

-Agata, para. Yo me contento con que a mi próxima exposición en Santiago de Chile vaya alguien que no conozca. Mis amigos beben, después me pelan, y por supuesto no me compran nada. Eso es lo que está financiando el Fondart. Qué patético.

-Sabes lo más patético-me meto un cheese poori a la boca. De golpe tengo un flashback de ese restaurant de la calle 6 donde comíamos con Eloy por $6. Nunca más me lo volví­ a encontrar..seguramente ahora la comida hindú le cae mal-: es no sufrir por las cosas que haces. Acostumbrarte a tener un lugar asegurado en este mundo. Mírame a mí: para escribir los libros que quiero tengo que escribir libros que odio: de autoayuda, de cocina, de viajes exóticos.

-Lo haces con un nombre falso.

-Pero mientras los escribo, soy Agata Blanchet y no puedo evitar sentirme mal. Tal como lo dice esa tipa francesa, Sandrine, soy una intelectual devaluada, todo lo que estudié se convierte en gigabytes de ideas que enriquece a otros. Eso no es lo más humillante. Hoy me ofrecieron un trabajo gratis y lo acepté!

-Por qué lo aceptaste? -me grita Zinc fuera de sí­.

-Porque después me pueden contratar, así­ de decadente. Empiezo el 15 de junio, apenas vuelva a Nueva York. Tengo que ayudar a la gente a postular a becas, universidades, seminarios de excelencia, puesto de traba.

Los restaurantes hindúes en Chile no son baratos. Hay tan pocos que en la cuenta, pasan por chic. Cuando terminamos de almorzar, con Zinc nos olvidamos de tomar un taxi y caminamos hasta Providencia. El estrecha mi mano, yo la suya. Tenemos un pacto: él me va contratar (gratis) para que le rellene el famoso Fondart para sentirse menos artista frustrado y de paso, yo me siento menos devaluada. Si se lo gana, vamos a celebrar a lo grande, en un hindúes, pero esta vez de Queens.


Wednesday, May 10, 2006




Feliz Día de la madre:
MADRE NO HAY UNA SOLA


Antes no soportaba venir a Chile y escuchar a mis amigos hablar de guaguas. Eran peor que esas personas que discuten sobre autos entre peatones. Mientras ellos se enfrascaban en historias de pañales, sustitutos de mamaderas y recuentos de noches en vela, yo intentaba concentrarme en un círculo blanco y pensar que algún día yo también tendría un hijo. Eso fue entre los 30 y los 32 años. Ahora que tengo 33, mis amigos ya no hablan de sus críos con el mismo entusiasmo y a mí se me pesaron las ganas de estar embarazada. (Según un artículo que leí a los 38, de nuevo tienes ganas –de tener un hijo o de hablar de él)

La otra noche estaba en una comida y mis amigos cuyas guaguas ya están crecidas, pasaron toda la sobremesa discutiendo a qué colegio inscribir a sus niños. El tema me pareció fascinante, quizás porque no hay nada mejor que opinar de cosas que no te incumben. Y ahí estaba yo, copa en mano, diciendo que era mejor un colegio cerca de la casa, aunque fuera católico que uno laico que estuviera lejos (me arrepentí rápidamente); uno subvencionado con buen ranking académicos que uno privado mediocre pero con prestigio; uno barato y ya!, etc, etc. Alguien se quejó de que los colegios alternativos eran casi peor que los tradicionales. Ejemplo: si no le enseñabas a tu hijo a cocinar su primer plato de lentejas te llegaba una papeleta diciendo que eras mala madre.

-Somos la únicas-me susurró al oído Sofía, mi mejor amiga, que a esas alturas ya estaba puesta.

-¿Las únicas qué? –le dije.

-Que no tenemos este tipo de problemas.

Pero esto no quitaba que no tuviéramos otros. Rápidamente nos sentamos en un rincón del living y derivamos a nuestra micro-realidad. Yo me había negado a operar a mi gato Kirun, ella sí lo había hecho con Marlon. Kirun pasaba peleando con los gatos del vecindario. La última vez había llegado a la casa cojo y casi tuerto. Marlon, dada la extirpación de sus genitales, pasaba durmiendo, ya no maullaba, había engordado tanto como Garfield, y más parecía un vegetal que un gato. ¿Qué era mejor? Mi veterinaria niuyorkina me había tratado de loca por no operar a Kirun, y yo le había dicho que la loca era ella que tenía a todos los gatos de Williasmburg convertidos en plantas fofas. La veterinaria de Santiago Centro, donde vive mi amiga y su gato, había pensado que Marlon era una hembra y había dado la orden de operación demasiado tarde.

-¿De qué hablan ustedes?

-De nuestros hijos.

-¿...?

-Peludos.

-Que nunca irán al colegio, por suerte.

Súbitamente eché de menos a Kirun peor que cualquiera de esas madres a sus hijos. Borracha como estaba busqué mi celular (sí, acá tengo uno) y marqué el número de mi casa en Brooklyn. ¡Hey Agata!, escuché al otro lado. Le pedí al tipo que me está haciendo un subset –un skater jubilado llamado Larry-que me pasara a mi gato.

-¿Are u sure? –se rió divertido.

-Totally.

Kiru, kirunchito, kirun, entonces susurré al otro lado del audífono, exquisito, lindo, mi amorcito, quieres un tarrito de atún Iam, ya voy a volver, y aunque él no pudiera decirme nada, supe que estaba moviendo la cola.



Monday, May 08, 2006

TODO LO RELACIONADO CON LA NOVELA VERANO ROBADO AHORA TIENE SU PROPIO BLOG: www.veranorobado.blogspot.com

A PARTIR DE AHORA ESTA COLUMNA DE FICCION SEGUIRÁ SU CURSO ORIGINARIO...

Friday, May 05, 2006



Sacar un primer libro. Leer tu primera crítica

Esta mañana me encontré con la Revista de Libros de El Mercurio arriba de mi cama. Despertar sabiendo que adentro de esas páginas uno de los más renombrados, respetados, impredecibles y temidos críticos literarios ha escrito algo sobre tu libro, es lo más parecido a entrar a un quirófano. A eso súmenle, una fuerte resaca fruto de una noche llena de excesos y simplemente prefieres doblar el diario en cuatro, hacer un avión y tirarlo hacia los cerros.


He visto cómo algunos críticos han demolidos primeras novelas que no se merecían tener una muerte tan prematura. Con ese miedo a cuesta, me levanté a tomar desayuno y me empujé a abrir el diario.

Mi madre, que todo lo enmarca, hasta mis diplomas de peor compañera, está pensado comprar un marco y colocar
la crítica de Camilo Marks en la muralla de la que era mi pieza.

-Es sólo una crítica mamá!-le dije tostando una marraqueta.

-Pero es la primera, y es buena! Tres estrellas.

-Tres tinteros...-la corregí.

El pan empezó echar a humo negro. De gope me sorprendí, sonriendo. No lo hacía por mí, sino por Livia.


Monday, May 01, 2006


VERANO ROBADO

Esta recomendación viene de cerca, pero mi novela ya está en librerías. Ojalá lean la primera línea y les de ganas de seguir.