Monday, January 09, 2006

HAY MUCHAS NOLA X AHI



Siempre fui fan de Woody Allen. Tanto que con Eloy celebramos nuestro matrimonio viéndolo tocar clarinete en el restaurant del Hotel Carlyle. Los platos eran caros, pero mi padre estaba de visita en Nueva York, y quería conocer a su yerno y brindar a la luz de las velas. Era verano. Al final de la tocata (en el restaurant debía haber no más de treinta personas) me acerqué a Woody a pedirle un autógrafo. El me sonrió tímidamente, algo sonrojado, consciente de que a pesar de su aspecto de bicho maltratado, es –vaya misterio-la fantasía platónica de muchas mujeres jóvenes.

El día después del año nuevo, recorrí todo Manhattan buscando una entrada para ver su nueva película, Match Point. Sold out acá. Sold out allá. Terminé subiendo hasta Times Square, un lugar al que rara vez voy porque que es como meterse a un hoyo negro futurista del cual no sabes si saldrás con la misma edad y la misma cara.

El cine estaba a la altura del barrio. Pantalla gigante, sonido impecable, asientos como los de primera clase en un avión. Estoy acostumbrada a ver las mejores películas en los cines más incómodo, y esta vez todo parecía sencillamente perfecto.

Incluso tenía un bol de sopa conmigo. Lentils con curry. Sé que suena raro, pero en enero hace frío y yo no soy muy amiga de los pop-corn.

Nunca olvidaré Match Point . Quizás porque fue mi manera íntima del celebrar el 2006. Quizás porque es de esas películas que puedes agarrar de muchas esquinas, dependiendo del momento de tu vida por el cual estás pasando. Yo me aferré a una esquina en particular: al personaje de Nola, encarnado por Scarlett Johansson. Nola, una mujer que quiere tener una carrera o ser feliz o ambas cosas y termina en la crónica roja de los diarios. Nola, una mujer que nació para perder. No voy a contar de qué se trata la películas, porque al igual que en Crímenes y Pecados, el factor misterio-suerte-culpa es clave. Lo único que puedo decir es que salí del cine, sintiendo que he conocido muchas Nola en mi vida y que todas somos o nos hemos sentido un poco como Nola; condenadas a vivir el lado B del amor, a equivocarse, a ser postergadas por otras; desencajadas, usadas, lindas pero “con mala suerte”; arriesgadas, desesperadas y sobre todo, muy solas. Woody Allen se atreve a confesar lo que pocos admiten: un hombre jamás se la jugará por Nola y antes que amarla, preferirá sacársela de encima pegándoles un balazo.



Monday, January 02, 2006



AUN ME QUEDAN

BURBUJAS

EN LA CABEZA















En estas cuevas de Reims es donde se fabrica la champaña con la cual celebré el fin del 2005.
Santé, Bonheur...
(Ya estaré de vueltas)